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Por uso de lápiz que podía ser borrado: denuncian irregularidades en Hualqui
27 October 2024 | 09:17
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Las autoridades chilenas han anunciado una serie de medidas para hacer frente al preocupante aumento de la violencia delictiva y los homicidios en la región Metropolitana, reflejados durante el último fin de semana cuando 17 personas perdieron la vida en balaceras registradas en Quilicura y Lampa.
Chile, antes considerado un paradigma de seguridad en Latinoamérica, enfrenta ahora un complejo escenario debido al asentamiento del crimen organizado transnacional. ¿Qué repercusiones tendrá esta situación? ¿Qué aspectos deben considerarse para mejorar los niveles de seguridad?
En una nueva edición de La entrevista de Tomás Mosciatti, se conversó con Pablo Zeballos, consultor e investigador en terrorismo internacional y crimen organizado, y autor del libro “Un virus entre sombras. La expansión del crimen organizado y el narcotráfico en Chile”, quien en esta oportunidad analizó el aumento de delitos y la reconfiguración de las cárceles en el país.
“Este fenómeno de Chile es bastante común en varias otras zonas de la región latinoamericana, se hizo muy evidente después de la pandemia, pero probablemente llevaba varios años de gestación e indudablemente involucra un cambio en la forma en cómo debemos entender el crimen organizado”, sostuvo Zeballos.
“Creo que está en deuda la academia por no entender este nuevo fenómeno criminal, por lo que no quedamos con modelos de análisis y observación que problablemente son de décadas atrás, además, la clase política ve el tema de la seguridad como una forma de ganar elecciones o hacer que otras las pierdan, ese es el juego de todo esto”, enfatizó.
“Y el crimen orghanizado, por su parte, ve en esa pugna mejores espacios para crecer y fortalecerse”, y agregó que, “el crimen organizado es esencialmente agnóstico y poliamoroso, porque le da lo mismo con quien tiene relaciones lo importante es vincularse con el poder”.
“Estos juegos políticos de un extremo a otro generan un fenómeno muy complejo que es una sensación antipolítica, y lo que se requiere para combatir esta situación es mejor política”, comentó.
“En Estados débiles, el único que puede garantizar una baja en la tasa de homicidios y una disminución en la criminalidad, lamentablemente, es el propio crimen, y para lograr eso se debe acompañar con pactos y acuerdos que normalmente son ocultos”, explicó.
“La emergencia criminal que tiene Latinoamérica tiene varios componentes, pero el más preocupants es que las grandes organizaciones criminales provienen desde las cárceles”, enfatizó.
“La cárcel ha tenido una resignificancia y se ha convertido, a través de la gobernanza criminal, en centros de mando, control y expansión de organizaciones criminales”, sostuvo.
“Yo creo que en América Latina se está produciendo una evolución darwiniana del crimen, y en esa evolución solamente las organizaciones que copien el modelo exitoso van a sobrevivir, y ese es el control del territorio, la violencia en niveles que no habíamos conocido, la corrupción y los poderes propios”, aseveró.