Entrevista de Tomás Mosciatti a José Rodríguez Elizondo y el Estado de derecho en Chile: "Se ha debilitado de forma muy acelerada"

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Con el fin de comprender el presente a través de enseñanzas del pasado, el abogado José Rodríguez Elizondo en su último libro “Chile y la ley de la selva” recoge hechos de su historia personal desde el golpe de Estado de 1973 y los relaciona con la actual crisis en Chile, desde la perspectiva del derecho y la institucionalidad.

En una nueva edición de La entrevista de Tomás Mosciatti, se conversó José Rodríguez Elizondo,abogado, periodista, profesor de la Facultad de Derecho en la Universidad de Chile y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales del 2021, quien en esta oportunidad explicó cómo la figura del derecho ha cambiado en Chile y sus repercusiones en la historia.

Límites del derecho

“Somos un país muy curioso, tenemos un fetichismo del derecho profundamente arraigado, y ese derecho hoy día se está ejerciendo de una manera desgraciadamente muy delgada”, sostuvo el abogado.

“Estamos en un momento en que el derecho es prácticamente un registro notarial, esto está de acuerdo con la ley, pero en los hechos pasan cosas que son absolutamente antijurídicas”, explicó.

“Para un estudiante de derecho de mi época, esto habría sido inconcebible, había mucho más respeto formal y real al derecho, si había un gran problema, había que hacer una ley al respecto, esa era la primera reacción, todo se arreglaba por leyes”, destacó.

Actualmente, “tenemos un Estado de derecho pero en el cual este se ha ido debilitándose de una manera muy acelerada, el Estado democrático de derecho de nuestra época de estudiantes dejó de existir”, aseveró.

La institucionalidad nacional

La negativa personal al proyecto constitucional se debe a “la experiencia con Allende, pero sobre todo era porque conocía la vivencia en Venezuela y Bolivia, en las polémicas que tuve con respecto a la plurinacionalidad en esa constitución me encontré con expertos que me hablaban de tal y cual sociólogo, politólogo europeo, norteamericano, y más, y yo ya sabía que la cosa más directa venía de Álvaro García Linera y de la constitución boliviana”, explicó.

“Yo estaba muy consciente de que toda esta argamasa jurídica de la plurinacionalidad de las etnias tenía un objetivo absolutamente vecinal para Bolivia, y esto fue quedando claro”, aseveró.

Por otro lado, “siempre supe cuando llegué a la Cancillería que había que meter más mujeres para que fueran diplomáticas, existía el tremendo problema de que si una mujer era diplomática se tenía que ir sola al exterior, como lo hacía con su familia, con sus hijos, no había facilidades para las mujeres diplomáticas”, destacó.

“Fue una de las reivindicaciones progresistas de Chile durante los años de la concertación y que ahora se plantea de una manera hiperventilada, por medio de la elección de alguien siempre que sea mujer, y no que conozca de relaciones exteriores”, sostuvo.